El Palazzo Venezia de Nápoles, hermano mayor del más conocido Palazzo Venezia de Roma, fue donado por el rey Ladislao II de Anjou Durazzo a la Serenísima República de Venecia hacia 1412 para servir como residencia del Cónsul General de Nápoles.
Durante mucho tiempo, el palacio siguió siendo la sede de la embajada de Venecia en el Reino de Nápoles.
El palacio ha sufrido muchos cambios, desde su momento de máximo esplendor en los siglos XV y XVI, hasta su venta al Imperio Austriaco, con una importante restauración acorde con el estilo de la época, hasta vivir en estado de abandono.
Es fascinante respirar la magia de la evocadora Casina Pompeiana y el espléndido jardín, lugares que hacen retroceder en el tiempo a todos aquellos que aman redescubrir el sabor de la antigüedad. Entre ellos, las mujeres y los hombres que con empeño, voluntad y valentía deciden invertir, poco o mucho, en la puesta en valor de tesoros más o menos olvidados.
Defender el propio territorio es conocerlo y amarlo... Descubramos juntos este tesoro en otro de nuestros viajes de la Collectio Italica.