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Villa Saraceno da la bienvenida sin preguntar

Actualizado: 6 may





Una de las formas más populares de sumergirse en nuestro territorio, recorriendo caminos sugerentes y calles menos transitadas, es la bicicleta.

¡Y nosotros en Palladian Routes lo sabemos bien!





Así que una tarde, al atardecer, con un cálido sol calentándonos la cara, marcando uno de nuestros itinerarios, nos encontramos pedaleando en nuestras E-Bikes Palladian, por la campiña veneciana, hacia la zona de Baja Vicenza.

Nos acompaña el suave perfil de las colinas de Bérici a la derecha y el perfil cónico de las volcánicas colinas Euganeas a la izquierda, como en un abrazo de aire, tierra, agua y fuego.





Llegamos a Finale, en el municipio de Agugliaro.

Y nos detenemos embelesados ​​frente a Villa Saraceno.

De manera diferente y fascinante en cada estación, nos aparece tal vez en su mejor aspecto primaveral.

Esencial, serena, amable.





Nos quedamos admirandolo en adoración, hasta que un ligero pisoteo en la hierba nos hace sentir una presencia, no muy lejos de nosotros. Un caballero elegante, de baja estatura, aparece por detrás de la puerta principal, observándonos con curiosos ojos oscuros.

"Buenas noches", nos dice en inglés, con mesura, como disculpándose por haber interrumpido nuestra contemplación.

“Veo que te gusta mucho esta villa”, continúa, de nuevo en inglés.

No sabemos si presentarnos, adaptándonos a la politeness, la cortesía inglesa, pero no queremos romper el hechizo y nos limitamos a decir: "¿Cómo no amar una Villa Palladiana?"

Saboreamos una ligera y agradable sorpresa cuando, sin necesidad de decir nada más, nos oímos preguntar, con impecable acento británico: "Si es así, ¿por qué no me sigues y lo visitas por dentro?".


Lo que sucederá a continuación es fácil de imaginar.

La Villa nos acogió, tomándonos de la mano, como viene sucediendo desde hace siglos.

Nos reconoció como amantes de la Belleza y de su Gentileza, y nos hizo admirarla más de cerca, como ocurre entre amigos cómplices pero discretos.


Nuestros pasos avanzan sobre los adoquines, sobre la piedra noble, sobre las crujientes vigas de madera.

Los frescos internos actúan como un continuum de las vistas del campo externo.

Aireado, con puertas y ventanas abiertas, el interior mezclándose con el exterior y nosotros en el centro.

Al fondo, detrás, se ve incluso el perfil de los Prealpes.




Mientras conversábamos confirmamos que el caballero inglés es huésped de la Villa junto con un pequeño grupo de amigos. Están pasando unos días de vacaciones en nuestras tierras, descubriendo día a día su historia, paisajes y arte.

Verlos charlando y bebiendo vino blanco, sentados en la gran mesa del salón central, nos transporta a una escena de "La Villeggiatura" de Carlo Goldoni.





Hoy todo es tan inesperado, tan raro...


Nos despedimos con sonrisas y apretones de manos.

En la avenida nos esperan nuestras fieles Palladian E-Bikes, compañeras de esta espléndida aventura.

Como en los corceles modernos, nos disponemos a emprender el camino de regreso, conscientes de que dejar la Villa... es un poco como dejar un sueño...






Para conocer todas nuestras experiencias Palladian E-Bike, visita aquí







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